CYNTHIA ZÚÑIGA BLOG

08.08.2022

Pájaro en la jaula

Relato que forma parte del Tomo Cuatro de 120 Autores de cuentos, relatos y más - compilado por el Dr. Enrique Godoy Durán.

 

Pájaro en la jaula

Cynthia Zúñiga

 

Estoy sentada sobre la camilla de la emergencia del hospital, otra vez. Espero a que me atiendan. Hace dos años vine por la misma razón, pero no conocía bien lo que estaba padeciendo. Las paredes de un color crema ridículo y en una esquina, pájaros pintados que me perturban por completo. No me gustan los pájaros, me dan nervios (manera elegante de decir miedo) se supone que no debo decir esa palabra, pues tengo hijos. Es 24 de diciembre y los enfermeros de turno hacen mucho ruido. Es la 1 de la mañana y lo único que pienso es que tengo que regresar a casa para empacar los regalos. Entra la doctora que parece la Dra. de los Juguetes. De mala gana le digo mi nombre y lo que me sucede. Ella anota, me observa, hace un par de preguntas más y se va. Entra la enfermera, desde que la veo me produce desconfianza. Trae un montón de agujas y botecitos sobre un azafate plateado. Me dice que solo voy a sentir un pinchoncito y que respire profundo. Me empieza a sacar sangre y aprieta la mano para que la sangre pueda salir con mayor facilidad. Se me escurre el alma.

 

-Se reventó su venita, vamos a tener que darle otro pinchoncito -.

 

Yo solo quiero regreasar a mi casa a empacar los regalos. Odio hacer las cosas a última hora, me estreso. Comienzo a llorar y dejo de contenerme. Me tapo los ojos, pero las lágrimas corren por mis pálidos cachetes. Pienso en todo lo que he pasado estos últimos años, doctores, exámenes, medicamentos, efectos secundarios, más médicos, psicólogos, más medicamentos y todo lo que conlleva este proceso. Además, la vena reventada, no pude aguantarme, empecé a llorar. Entronces comenzó otro episodio. El abismo dentro del abismo. Me agarré el estómago con la mano que tenía la vena reventada. Gracias, enfermera manos torpes. Dos enfermeros nuevos me canalizaron y me introdujeron la medicina. Los mareos comenzaron a ceder, así como el dolor de cabeza. Pero el episodio tardó en pasar. Estaba triste, me sentía impotente y molesta. Solo quien ha estado acostado en una de estas acamillas sabe lo inútil que se puede sentir el cuerpo o la mente, o ambos. Mi papá me esperaba afuera. Salimos de allí de madrugada y yo fui directo a empacar los regalos. Nota mental: empacar antes o evitar estos episodios, o cualquier situación que los provoque. Si tan solo fuera así de fácil.

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